Hace unos días fue mi último día de trabajo, si, esta oficina rodeada de cuatro paredes que ves aquí.
En estos meses he aprendido muchísimo como en todos los trabajos que he tenido. Siempre he sido de las personas que no le gusta mucho recibir órdenes, pero considero que para saber dar órdenes necesitas primero aprender a recibirlas, tu sabes, infiltrarte un poco en el sistema.
Yo sé que con cualquier otra cosa podría hacer más dinero de lo que ganaba trabajando en este o en cualquier otro lugar, pero la única diferencia es que en este tipo de lugares se acorta tu curva de aprendizaje para diferentes problemas que vas a experimentar, aprendes muchísimas cosas, te relacionas y sobretodo haces muchos contactos.
Así que si tú tienes un trabajo, aprovéchalo. No te dejes llevar por el dinero aún, eso por el momento a nuestra edad no debería ser la prioridad. La prioridad es aprender, conocer, equivocarte, enojarte y volver a aprender.
No temas en renunciar, si crees que ya no estás aprendiendo nada, dale la vuelta a la hoja y sigue con lo demás.
Haz tu mejor esfuerzo como empleado y así cuando creas estar listo (realmente nunca estás listo), échate al ruedo, es hora de buscar lo que quieres, ya sea formar esa empresa que siempre tuviste en mente, o encontrar ese trabajo que siempre has querido.
Por lo pronto ser empleado lo disfruto, no es lo que quiero hacer toda mi vida pero mientras lo aprovecho.
Como siempre, lo que digo no es verdad absoluta. Es una de las mil maneras de ver las cosas. Esta es mi manera.
¿Cuál es tu manera?