El mayor secreto comercial del mundo no está encerrado baja llave en ninguna bóveda: la fórmula del WD-40
En 1953 en San Diego, California, un grupo de ingenieros de una pequeña compañía llamada Rocket Chemical Company crearon un producto destinado a usarse en la industria aeroespacial como agente anticorrosivo.
El nombre del producto hace referencia a Water Displacement (desplazador de agua) y el número 40 se refiere al número de intentos que realizaron para que la fórmula funcionara. Debieron ser bastante buenos porque aún casi 70 años después, la fórmula sigue en uso y sin ser superada.
El producto funcionaba tan bien que algunos empleados comenzaron a llevarse de contrabando algunas latas a sus casas para su uso personal. No fue hasta unos años después que el director de la empresa tuvo la brillante de idea de envasar el líquido en latas de aerosol y venderlo al público en general.
A partir de ahí la compañía creció exponencialmente y el uso que se le dió a sus productos aumentó de igual manera. Los consumidores fueron descubriendo cientos de aplicaciones, algunas muy alejadas de su intención original.
El secreto yace en que la compañía decidió, contrario a lo habitual, no patentar su producto, ya que hacerlo requería entregar la receta. La patente duraría tan solo unos cuantos años y pasada cierta fecha, cualquier persona podría fabricarla y comercializarla sin problemas.
Un secreto tan bien guardado que siete décadas después nadie ha conseguido descifrar.