Hace algunas semanas asistí al 5to Foro Mundial de la OCDE, aquí en Guadalajara. A ese evento solo se asiste con una invitación, aquí acude la Crème de la crème de diferentes partes del mundo, desde premios nobel hasta presidentes. En lo personal a mí me intereso bastante, pero obviamente no tenía invitación al evento. Lo que hice simplemente fue enviarles un correo con algunas razones por las cuales quería asistir a ese evento y me contestaron con un “gracias por tu interés Julián, mañana te haremos llegar la invitación a tu correo”, simple.
Así como esta pequeña historia, he repetido miles de veces esta técnica y me ha funcionado unas cuantas veces.
El punto es que cuando queremos algo nos complicamos mucho para obtener ese algo, cuando la solución es simple: si quieres algo, pídelo.
Es realmente fácil, pero nosotros siempre hacemos suposiciones antes de hacer una propuesta, creemos que nos van a contestar esto o aquello y al final ni pedimos ese algo por miedo a que nos digan que no.
Yo siempre he dicho que para ser quien quieras en esta vida solo necesitas dos cosas: astucia y huevos. Y en esta parte entra lo de los huevos.
Y no me malinterpretes, no estoy diciendo que te vayas a una calle y comiences a pedir dinero porque si, bueno, podrías hacerlo pero de eso no se trata la cosa. A lo que voy es que puedes pedir las cosas que quieras pero de preferencia pídelas con fundamento y las posibilidades de un “no” se van a reducir drásticamente.
Así que si quieres algo llénate de valentía y solo bastará con pedirlo, ya sea un aumento de sueldo, un beso o algún permiso.
Anímate. Lo peor que te puede pasar es que te digan que no.